jueves, 22 de julio de 2021

 AL HERMOSO CUERVO      

                                      Por: Skalder


 Mis restos yacen en el lodo,

son devorados por esas gaviotas 

que desprecio y odio.

Mis huesos, están rotos;

los gusanos pasean suavemente

con la delicadeza de un abrir de loto.


Y el hermoso cuervo llega,

para devorar mis ojos e incrementar mi pena 

¡Hermoso cuervo, sigo viva!

¡me estoy pudriendo pero mi alma aún grita!

He rezado y le he implorado a Dios 

pero él nunca me escucha.

Por favor, hermoso cuervo,

canta para mí una canción que me llene de dicha,

aunque solo sean unos segundos,

¡sabes que por tu voz yo me hundo!


Hermoso cuervo, tengo miedo 

¿Y si dejaste vida en mí?

¡abrázame, por favor, que tengo mucho miedo!

Cómo extraño el calor de tus alas,

calor que en otro momento inundaba mi alma.


Y me aterra no saber 

¿Podré alejar a los gusanos 

y lograr que nazca un nuevo ser? 

O ¿A caso, yo, despojo putrefacto

podrá destruir tu semilla en el acto?


¡Oh, hermoso, hermoso cuervo!

No era necesario que me mintieras,

Llevaba tiempo admirando tu canto y tu plumaje,

Te habría dado mis ojos sin réplica ni chantaje,

Si tan solo me hubieras dicho desde el principio 

lo que era mi destino,

Pero me hiciste creer que yo también podía volar

Y que lo haría contigo.










lunes, 1 de febrero de 2016





                    YO QUIERO

                                           Por: Skalder



     Quiero crear personajes, pintar, bailar, comer carne sin que me dé asco;  quiero viajar en bote, pescar, vomitar y quejarme del mal tiempo; quiero besar los mismo labios en la mañana y en la noche, quiero hacer el amor bajo las sábanas, sin prisas, sin tirones de cabello; quiero acariciar las piernas de alguien y dormirme entre sus muslos; quiero sentarme a fumar un cigarrillo sin preocuparme del olor que deje en mis manos y mi ropa. Quiero ver fantasmas. Quiero caminar descalzo mientras llueve y sentir el lodo escurrirse entre mis dedos, demorarme en ese intento de placer  y que alguien en casa se preocupe por mi ausencia; quiero recorrer el mundo y usar los mismos calzones durante todo el viaje. Quiero no usar calzones. Quiero abofetear a alguien, iniciar una pelea. Quiero cumplir las promesas que le hice a Grizzly, aunque nunca le haya prometido nada; quiero dormir alcoholizado en el asiento trasero de un auto, a la mitad del desierto. Quiero decir “un capuchino grande” cuando me pregunten por la bebida para acompañar mi dona. Quiero invitarla a salir y esta vez llegar a tiempo para verla; quiero patear algún niño ruidoso; huir de su madre; patear a su madre; huir de la policía; intentar patear a la policía, fallar en el intento.
Quiero comer cheetos junto a un león e invitarle alguno de vez en cuando; quiero ser bueno en algo ¡quiero ser un lobo! Quiero salir a la calle sin ningún propósito y descubrir que soy el último hombre sobre la tierra. Quiero leer un buen libro, ser carpintero, montar a caballo, tocar el piano, dejar mudo a quien lo merezca con tan sólo una mirada mía. Quiero ser paciente. Quiero ver a Jaz y decirle que yo también lo quiero. Quiero trabajar sin hambre; que mis películas jamás se rayen y que mis tenis sigan así de cómodos por siempre. Quiero muchas cosas; cosas que parecen inalcanzables, sobre todo en un momento tan difícil como este. Ha pasado más una hora y me he dado cuenta de que lo que más quiero en realidad, es poder ser dueño del tiempo, regresar a esta mañana y haber amanecido muerto.

jueves, 21 de enero de 2016



             VISIONES DE UN HOMBRE CON
                      BARBA Y SOMBRERO
            
                                                  Por: Skalder
                                               

    Por la llanura montaba un hombre, sobre su lagarto gigante.

    Era un tarde fría, llena de viento; el viento lleno de arena. Él aseguraba que esa era su hora favorita del día; la tormenta le quemaba los ojos pero la luz tenue del sol proyectaba en la arena sombras danzantes desde las viejas dunas; eso provocaba que él se riera, que se riera mucho...

      Luego esa risa se apagaba de golpe y se entregaba en silencio a la pena de su único lamento: "Almendra", su lagarto gigante, no compartía su sentido del humor.

      Había llegado a imaginar que este ignoraba a propósito sus chistes o que simplemente no lograban ningún efecto en él, pero segundos después descartaba la idea porque, en realidad, se consideraba a si mismo un hombre muy gracioso. Pensó entonces que el reptil carecía de la capacidad de raciocinio y sintió pena por él

<<oh... Almendra, pobre pequeño!>>.

<<si claro, es eso...>> pensó el lagarto.


      Avanzaron unos metros y el sol ya había desaparecido por completo; entonces la luz de la luna brilló sobre algo que llamó la atención del hombre, pequeñas y delicadas plumas sobre su barba. Recordó aquellos días en los que las aves se posaban sobre su sombrero para alimentarse con las semillas que él depositaba ahí. Se preguntó qué habría pasado con todas esas aves; sí, a caso, también formaban parte de aquella tormenta de arena en la que ahora se contenía todo lo que hubo existido en la tierra... ¡En la tierra! Ellas volaban... ¿es que también las alcanzaron allá arriba? Sintió miedo por un segundo. Luego, algo en ese pensamiento le resultó gracioso y soltó una risita aguda. Almendra se mantenía inexpresivo

    <<bah!... Lagarto tonto...>>

      Durante el resto de la noche, el hombre anduvo recostado sobre el lomo del lagarto, observando la luna. Le resultaba curioso que de algo tan bello, hubiese salido tanta destrucción. Le faltaba un pedazo pero estaba tan cerca que, aún, se podía apreciar majestuosa y sempiterna.

      Y fue ahí, justo en ese centro desprovisto por el pedazo faltante donde había comenzado todo; es de donde había emergido aquel terror jamás antes visto, y es que ¿Quién habría pensado que en la luna se incubaba un dios? Ese dios que bajó a la tierra y lo pulverizó todo.

     Todo excepto a un hombre, que aún vaga por las llanuras, sobre su lagarto gigante.

miércoles, 6 de enero de 2016


                       CIRIARZÓPI
       
                                         Por: Skalder


Te contaré sobre Ciriarzópi, es un lugar realmente increíble. Ahí, el miedo es una bestia huesuda que dormita bajo la cama en espera de pequeños pies desnudos que buscan el suelo.
En esa tierra, las personas tienen poderes fantasticos, juventud y felicidad perpetua, no se sufre de hambre porque sus cuerpos no estan diseñados para comer, se nutren de la risa. Los dias duran 50 horas y las noches 70.

Los habitantes de Ciriarzópi se crearon a si mismos con ingredientes de cocina y bajo la supervision de "mamá".

Existe vegetación muy extraña con formas grotescas y delirantes, producto de alguna mente que nunca conoció el significado de "peligro" ni "fracaso". Cada una tiene un color distinto, desde sus tallos hasta las plumas que salen de los ojos que cubren los petalos de la flores. Algunas son venenosas y al comerlas provocan visiones de barcos flotantes que navegan por un mar de nubes eternamente (se sabe que es una visión porque estos barcos solo navegan una vez cada eon) otras provocan mutaciones en el cuerpo haciendo que quienes las consumen pierdan los brazos y ganen alas o brotes de tentaculos.

En Ciriarzópi se muere cada que se cierran los ojos, al "dormir" desaparece todo... los bosques se vuelven polvo, el mar sube a los cielos y todo explota, se derrite o desintegra. Pero al soñar (porque la mente sigue viva) se crean nuevos mundos y todos ellos son Ciriarzópi.
Al abrir los ojos ya no existen los errores ni la podredumbre del dia anterior, se puede empezar todo otra vez, es por eso que la gente de ahi no envejece, siempre estan naciendo, una y otra y otra y otra vez y sus mentes inmortales, existentes desde el principio de todo, son tan sabias y poderosas que no necesitan de numeros que marquen su nivel de poder, porque éste es infinito.

Pero nada es perfecto y llega un momento en el que, al morir, una de tantas veces, la mente se pierde, despierta demasiado pronto,antes de que un nuevo mundo termine de formarse y el lugar en el que aparece es un escondite, un mundo apenas habitable para los que se perdieron al morir y en vez de quedarse en el infinito, en la eternidad de la existencia, abrieron los ojos; condenados a vivir no más de 70 u 80 años sufriendo en un envoltorio decadente llamado "cuerpo" que los obliga a comer, sentir dolor, lujuria y de mas atrocidades, donde deben competir unos con otros, desmembrandose y devorandose por un poco de papel. La violencia se vuelve pan y agua, la belleza es solo una medida, la luna un circulo en el cielo y se trabaja para poder pagar el funeral.

En esta nueva tierra, las personas son tristes perpetuamente porque les llegan recuerdos de Ciriarzópi, aquel lugar donde no son necesarios instrumentos para oir musica. Y buscan. Aunque no recuerdan su antiguo nombre, ni sus colores, ni sus flores, ni sus barcos ni a mamá. Y al tratar desesperadamente de llenar ese vacio recurren a la imaginación. Pero lo peor de todo es que, al cerrar los ojos, no mueren, sus mentes viajan por el universo y algunas veces visitan Ciriarzópi pero estan condenadas a volver al escondite aquel donde la única salida es la verdadera muerte.

sábado, 2 de enero de 2016



                   EL VIEJO Y LA CAMPANA  
                   
                                              Por: Skalder

Salió por la puerta, tomó su martillo y golpeó la campana tres veces.

Su hogar era una diminuta cabaña. Dentro de ella, bebía licor y tarareaba para si mismo, canciones que el viento le enseñó. Abrió otra botella pero, antes de beber, el sol cambió su posición; salió de la casa, tomó su martillo y golpeó la campana cuatro veces.

Una vez, cuando se le terminó la tinta, quemó parte de su propia casa y mezcló la ceniza con un poco de su sangre. Pintaba con la punta de su barba blanca y era un excelente pintor. Sólo él lo creía. En fin, terminó su obra justo a tiempo; salió de la casa, tomó su martillo y golpeó la campana cinco veces.

En ocasiones lloraba, se sentía solo. Le preguntaba al silencio, por qué la muerte se había olvidado de él. Cuando comenzaba a atardecer, ponía un poco de té, preparaba la mesa y limpiaba el sudor de su frente; por si a caso llegaran visitas.
Nunca sucedió.

Cuando se aburría, descansaba recostado junto al precipicio que rodeaba su cabaña. De vez en vez; se levantaba, tomaba su martillo y golpeaba la campana.

Al anochecer, en la oscuridad, él imaginaba las estrellas, hermosas y brillantes. No recordaba de dónde venía aquel concepto, él jamás las había visto. En aquel cielo nunca hubo estrellas. Su horizonte era bello, colorido y simétrico, pero su vista nunca fue buena. Sólo conoció el vacío y su única compañía fue el sonido de su propia voz.

 Algunas veces me sentí culpable por solo sentarme aquí, en silencio, a observar las acciones del viejo, siendo el único testigo de su desolación. Pero ¿qué más podía yo hacer? De verdad era aquel, un hermoso reloj cucú en mi pared.

                                 INSOMNIO
                                               
                                                         Por: Skalder


      Últimamente no puedo dormir. Vienen  a mí recuerdos de mi madre,  los últimos días de su vida. Veo en mi mente su rostro cubierto de lágrimas, escucho su voz quebrada diciéndome "Hija, es que lo extraño tanto". Me dolía mucho verla así. "¿A quién mamí? ¿A quién extrañas?"

Ella siempre hablaba de el día en que papá se fue. Yo no lo entendía, seguía viéndola prepararle café, planchar sus camisas, besarle las mejillas y, a él, aun lo veia sentado en su sillón, entretenido con su colección de monedas. Sin embargo mamá seguía llorando cuando creía que nadie la observaba, pero yo lo hacia.

Un día me paseaba frente a su alcoba y la vi, frotando el suéter de mi padre en su rostro, cómo si fuese un tesoro precioso del que se pudiera extraer esencia con tan sólo tocarlo. Me senté junto a ella en la cama y me abracé a su espalda. Le pregunté por qué lloraba;  me dijo lo mismo de siempre

-...lo extraño tanto, hija, con toda mi alma.

-¿a papi?

-Si... él era el hombre más bueno del mundo.

-¿Y por qué ya no lo es?

-Porque papi ya está muerto, mi cielo.

-¿qué es estar muerto?

-Bueno, eso es complicado para ti, pero digamos que se fue para siempre, ya no hay nada de él aquí, más que este suéter.

- Mamá, él sigue aquí ¡lo acabo de ver en la cocina!

-shhh... no, él no es papi. Pero, se parece mucho ¿no?

-Si... ¿Quién es ese entonces?

-No lo sé.

    Desde ese día, comencé a notar algo extraño en el hombre del sillón; lucía exactamente como mi padre, tenía el mismo cabello, los mismos labios, los mismos lunares, las mismas viejas pantuflas rojas; tenía los mismos ojos que papá pero, por alguna razón, lucían ajenos en aquella cabeza. Incluso sus manos, parecían tener la misma textura y cicatriz de siempre, pero se sentían diferentes, muy frías, livianas; como si tuvieran el poder de destrozarte si se les diera la gana. También noté, que desde hacia algún tiempo no había visto a papá reír o hablar o abrir la boca. Lo había escuchado, si; pero nunca estaba presente cuando lo hacia.

Me sentí muy triste por mamá. Aunque era pequeña, trataba de imaginar el dolor que sentia, de amar tanto a una persona que se fue y extrañarlo mientras vives con alguien que te lo recuerda. En realidad no, no lo imaginaba. Pero ahora si.

Los días posteriores a eso, me resultan confusos. Eran vacaciones y yo pasaba todo el día en casa; mientras jugaba, descubrí que el sillón de papá estaba siempre lleno de tiras de paja, también el suelo y su ropa. Pensaba que, quizá, se hubieran pegado a su ropa cuando salía al bosque, pero las encontraba todo el tiempo. Mamá ya no limpiaba la casa, estaba demasiado triste; hasta que un día, simplemente dejó de llorar.

Ese día bajé de mi cuarto, era tarde y mamá no me había despertado para desayunar, el sol brillaba y en la cocina el suelo era rojo. Mamá estaba en el suelo y papá la sostenía con un brazo, la ropa de ambos estaba llena de sangre y no podía adivinar de quien era todo aquel líquido carmín.

Estaban tan juntos, como mamá había querido desde hacia mucho tiempo... Papá la sostenía con un brazo, mientras se metía la mano en su propia boca, hasta su garganta y sacaba puños de paja, que después introducía violentamente en la boca de mami.

No recuerdo nada más de ese día. Tampoco sé si realmente ocurrió así, o si mi joven mente inventó gran parte de lo sucedido, pero pienso mucho en eso, extraño a mamá.

   Últimamente no puedo dormir. En las mañanas he encontrado tiras de paja en la almohada de mi esposo y hace días que lo notó distinto, sus manos son tan frías.